En cuántos viajes compramos recuerdos para regalar a la familia y después no los damos por diversas razones: por feos, por cutres, por caros o por que ese primo nunca nos trae nada de sus viajes. ¿Cuántos imanes de nevera tenemos y cuántos llaveros nos han regalado ? Ofú, demasiados, verdad?
Y yo me pregunto, ¿Cuántos de vosotros habéis ido a París y habéis comprado millones de llaveros de la torre Eiffel? Pues yo también lo hice y aún los tengo rodando por casa. He aquí la prueba de mi delito.
Y qué hacemos con ellos, ¿los tiramos o los reciclamos?
Pues bien, después de 5 años guardados en un cajón, he decidido darles una nueva vida. Sí señor, me he hecho unos pendientes. Les he quitado las argollas y les he puesto los cierres pertinentes.
Voilà, listos para salir.
Para que luego digan que un llavero sólo vale para poner las llaves....
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